2023 fue un año de extremos meteorológicos, tal y como se desprende de los datos recogidos por las estaciones de la red SIAR (Sistema de Información Agroclimática para el Regadío), gestionada por INTIA. Lo más significativo es que dos de cada tres meses del ejercicio pasado las temperaturas fueron entre un grado y dos superiores a la media histórica. En concreto, siete meses repartidos entre la primavera y otoño fueron muy cálidos, con un octubre catalogado como extremadamente cálido, mientras que otros meses se puede considerar que sus temperaturas fueron normales y uno únicamente frío, que fue enero.

En cuanto a las precipitaciones, 2023 comenzó muy seco, con un primer trimestre que se quedó lejos de cubrir el déficit hídrico heredado el año anterior. Por contra, terminó con un otoño que en algunas zonas llegó a cuadruplicar los registros habituales. Eso ocurrió en la Cuenca de Iruñea, llegando hasta los 180 milímetros.

Finalmente, se produjo una ola de calor tardía entre el 17 y 25 de agosto, con temperaturas máximas de entre 35,8 y 41,7 grados.