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UAGA lidera el proyecto Nitralda,que aplica una fertilización con dosificación variable.

La sociedad actual está inmersa en una constante y cada vez más avanzada digitalización, de la que la agricultura y la ganadería no son ajenas. Esta digitalización puede ayudar a mejorar la eficiencia productiva y la sostenibilidad de los agro-ecosistemas. También puede suponer un avance hacia una integración vertical en la cadena alimentaria basada en la trazabilidad y transparencia. La agricultura de precisión trabaja en esta línea y UAGA está abordando proyectos de innovación que se enmarcan en estos objetivos.

Con la agricultura de precisión se consigue un conocimiento más exhaustivo del cultivo. Se utilizan sistemas de información geográfica, obteniendo datos de las parcelas de hasta 10 por 10 metros. Uniendo esa información precisa a la maquinaria, se posibilita tomar decisiones en el cultivo ajustadas a las necesidades reales.

El proyecto Nitralda plantea un ejemplo práctico demostrativo de integración de herramientas digitales ya disponibles que permitan la optimización del abonado en el cultivo de cereal. Además de UAGA, que lidera el proyecto, participan en Nitralda, Neiker, Hazi, Garlan, y dos explotaciones agrarias alavesas, Hermanos Torre y Javier Álava. El proyecto se enmarca en la Estrategia de Digitalización de la cadena de valor de la gastronomía y alimentación de Euskadi, que busca desarrollar acciones que faciliten la transferencia del conocimiento digital hacia el sector agroalimentario y apoyar la definición de sus estrategias de innovación tecnológica.

 

Objetivos

El objetivo principal del proyecto se centra en fomentar el uso de las técnicas de agricultura de precisión en el cultivo de cereal en Euskadi. Para ello, se propone el desarrollo de pruebas piloto de aplicación variable de fertilizante nitrogenado en parcelas cultivadas con cereal. Según explican Ana Aizpurua y Asier Uribetxebarria, investigadores de Neiker participantes en el proyecto, se trata de hacer diferentes aplicaciones en un parcela en función de las necesidades, que se ajuste a la variabilidad del cultivo, observando la situación a través del satélite o de los monitores de rendimiento. “De esta manera se puede hacer una aplicación de insumos mucho más razonada y mas ajustada a la medida del cultivo. La variabilidad puede venir tanto por la morfología del terreno o por las diferentes circunstancias del cultivo”, aclara Aizpurua. Mediante este proyecto piloto se pretende demostrar que el uso combinado de herramientas como la maquinaria de precisión (abonadora de aplicación variable, cosechadora con control de rendimientos), fotos de satélite y Sistemas de Información Geográfica permiten optimizar la fertilización, aumentando la rentabilidad de la producción, disminuyendo el coste, reduciendo la contaminación por nitratos y consumiendo menos energía.

Actualmente muchas explotaciones alavesas disponen de maquinaria que incorpora herramientas de agricultura de precisión. Además, son muchas las aplicaciones que han ido surgiendo en los últimos años ligadas al uso de fotos de satélite y Sistemas de Información Geográfica que posibilitan el mapeo de variables de interés para la toma de decisiones sobre el terreno. Sin embargo, la realidad muestra que, a pesar de la disponibilidad de estas herramientas, su uso es minoritario ya que falta formación de calidad que capacite a los nuevos usuarios (agricultores y servicios de asesoramiento) para que puedan sacar el máximo rendimiento a estas herramientas. Asimismo, resulta necesario mejorar la interoperabilidad de las máquinas y tecnología, de manera que cualquier máquina, dispositivo o sensor pueda conectarse sin problema con el resto.

El modo de funcionamiento no es complicado. Se necesita un GPS conectado al tractor y al apero. El proyecto utiliza la información del satélite Sentinel 2, que ofrece información en diferentes bandas, con las que se pueden calcular diferentes índices vegetativos. Estas imágenes se clasifican y, con el conocimiento de los agricultores se diseñan unas zonas de manejo. Con esto se crea un mapa, que posteriormente se pasa al monitor del tractor; con las aplicaciones disponibles, éste entiende qué es lo que tiene que hacer y automáticamente aplica el tratamiento que se ha prescrito.

Los investigadores de Neiker advierten que, si bien las imágenes son gratuitas y disponibles en red, el desbloqueo de las aplicaciones de que disponen los tractores suelen ser de pago. El precio de estas aplicaciones ronda entre los 800 y los 1.000 euros. “Cuando van a comprar la maquinaria deben saberlo, porque las marcas comerciales venden que tal maquinaria puede hacer x cosas, pero hay que saber que por activarlo muchas veces hay que pagar”, recuerda Aizpurua.

Avances

Durante los meses de febrero a mayo se han realizado tres pruebas piloto de fertilización de cobertera, dos pruebas en parcelas de agricultores y una más en la finca experimental de Neiker en Gauna. Asier Uribetxebarria explica que “nuestra intención era aplicar en las zonas de mayor potencial productivo una dosis mayor, o la dosis que había anteriormente y reducirlo en las zonas donde se daba un menor potencial. De esta forma, ahorras nitrógeno o lo distribuyes de una manera más eficiente. Nuestra intención era ver si la producción se merma respecto a una dosis homogénea de la parcela, se mantiene o incluso aumenta. Lo que hemos visto hasta ahora es que los patrones de los cultivos se están manteniendo: aunque el tratamiento sea variable no hay diferencias, con lo que entendemos que la producción será similar a la del año pasado”. En una de las parcelas, además, cuentan con monitor de rendimiento, por lo que se puede ver la evolución cada 10 por 10 metros. “Por cada segmento obtendremos información de cuánto ha entrado a la tolva; esto luego lo tratamos, hacemos una imagen de la parcela y obtenemos el rendimiento por hectárea; sabemos en cada zona de la parcela cuánto se ha cosechado con una resolución muy alta. En una parcela de 5,5 hectáreas podemos tener 1.300 puntos de información”, aclara Ana Aizpurua. Todos estos datos aún no están disponibles porque la cosecha aún no ha terminado. Una vez se conozca la producción real, se analizarán los resultados para trasladar la información a todas las personas interesadas en la optimización de recursos mediante la agricultura de precisión y poder formar y capacitar a nuevos usuarios.

Esa formación a nuevos usuarios debería ser el paso siguiente del proyecto. Según explican Aizpurua y Uribetxebarria, “hacer que tu apero aplique dosis distintas no es complicado, es seguir unos pasos en los programas habilitados en los tractores”. Lo que sí requiere más formación es la interpretación de los mapas, para lo que hace falta una mínima formación en Sistemas de Información Geográfica y, con el conocimiento del agricultor, interpretar y poder tomar decisiones. En el mes de junio se realizó una primera jornada de divulgación del proyecto que, debido a la alerta sanitaria, tuvo que realizarse on line. El proyecto requiere también una formación más presencial, que se intentará realizar más adelante.

Otros ámbitos

En definitiva, el proyecto Nitralda quiere servir de base para fomentar el uso de la agricultura de precisión en el Territorio. Como argumenta Aizpurua, “estamos hablando todo el rato de nitrógeno, que es lo que hemos estado nosotros realizando, pero hay otra gente que trabaja más con los fitosanitarios, o con la dosis de siembra, con el riego, etc. Se trata de conocer mejor el cultivo para aprovechar mejor los insumos. En el caso de la viña, por ejemplo, tomar decisiones de qué uva va a qué vino, o qué mezclas hago, o esta parcela que cosecho ahora va a vino joven y esta otra la dejo para guarda, etc.”. Con la agricultura de precisión se abre un abanico de posibilidades: “es una forma de poner valores a tus conocimientos, cuantificarlos y poner el límite en cada zona, saber hasta dónde va a llegar tu producción. Obtenemos beneficios económicos y ambientales, aprovechamos más los recursos”.

Según los responsables de Neiker, en el País Vasco no estamos en una mala situación de partida: “El sector agrícola, sobre todo de la Llanada alavesa, es bastante moderno, aquí no se vende el tractor de gama baja, todo el mundo quiere el tractor grande y el que permite hacer muchas cosas… Tecnológicamente somos avanzados pero falta dar el siguiente paso: tengo una maquinaria que me permite hacer esto, voy a utilizarla y a sacarle todo el rendimiento posible”, concluye Aizpurua.

 

Gregorio Torre: Agricultor participante en el proyecto Nitralda

Una vez recogida la cosecha, ¿qué valoración haces del proyecto?: La experiencia ha sido positiva. Los rendimientos en las zonas en las que se hizo un menor abonado no se han visto mermados. Son zonas que siempre rinden menos y la producción ha sido la esperada en esa zona.

¿Ha supuesto un mejor aprovechamiento de los recursos?: Sí, en esas fincas hicimos solo abonado con nitrato, eran alrededor de dos hectáreas y hemos utilizado unos 1.000 kilos menos de producto.

¿Vas a seguir usando esta tecnología?: Yo ya estoy pensando en hacer un mapa de rendimiento de todas las parcelas. Lo bonito es que lo planificas todo desde casa: vas a ver qué zonas rinden un poco menos y vas a poder poner unas dosis ajustadas a cada parcela. La abonadora, según te acercas a cada zona, cambia la dosis ella sola, no tienes que preocuparte de nada.

¿Ha sido difícil aprender el manejo?: En realidad no es tan complicado, lo que pasa es que te venden un aparato que puede hacer un montón de cosas y nadie te enseña cómo. Hace falta un mínimo de formación.

¿Animarías a otras explotaciones a utilizar esta técnica?: Sin duda, primero porque es cómodo y segundo porque se amortiza.